Como todo emprendedor, hemos tenido buenas y malas experiencias, y a veces más malas que buenas.
Pero no sabemos rendirnos, eso no está en nuestro ADN. Hemos aprendido de los errores y tratamos de ser mejores en la siguiente temporada.
En este transcurso, hemos aprendido que el precio, por más bajo que sea, o lo corta que pueda ser la cadena entre el campo y el cliente, inclusive la calidad, no son nada sin el servicio y la relación.
Por eso, cuando hablamos de una nueva negociación, para nosotros no es una venta o una compra, es el comienzo de una amistad; en nuestra casa, eres familia.
Lo que hemos aprendido en este tiempo:
No importa lo que suceda en el país exportador, nuestro cliente requiere que solucionemos su necesidad de fruta; el negocio no puede parar.
Es mejor reconocer el error y corregirlo que negarlo.
La honestidad y la amistad son lo que más valoran nuestros clientes y proveedores.
Precio no es nada sin calidad, calidad no es nada sin cumplimiento, cumplimiento no es nada sin calidad y viceversa.